top of page

Perder y sentir

  • Maria
  • 31 may 2017
  • 3 Min. de lectura

Hace mucho tiempo que no te escribo así, y lo sé. Han cambiado mucho las cosas. A los ojos de los demás no lo sé, pero a mi juicio sí. Hace muchos meses que quería hablarte, contarte, explicarte qué ha pasado, qué te has perdido. Pero no he tenido tiempo. Me entristece decirte que tampoco sabía cómo hacerlo. Hace días que perdí la necesidad de hablarte día a día, de obligarme a recordarte.


Pero ya hace cinco meses. Cinco meses en los que he tenido que aprender demasiadas cosas, en las que me he planteado y replanteado decisiones que creía que no tomaría nunca. Pero me armé de valor y las tomé. Algunas no del todo, supongo que ya lo sabes. Hay elecciones que cuestan más que otras, que no están tan claras, tan nítidas. Como tu nitidez, que se ha ido con tu muerte.


Escribiéndote esto me he dado cuenta de que al final del segundo parágrafo, ya no hablo de tu marcha, ni de que te hayas ido. Puedo decir la palabra muerte, ya no necesito adornarla con sustantivos menos dolorosos. Si al final todo duele igual, tieta. Si al final todo se basa en sentir, duela más o duela menos. Contigo sufrí, reí, lloré, me acobardé, me enfadé, y huí. Perderte me hizo sentir un sinfín de cosas que no había sentido con nadie, ni por nadie.


Pero como todos, nos vamos rehaciendo. Tratamos de rehacer nuestra vida, de calmar tu falta. Hay personas que creen que las vigilas, que las proteges. Hay otras que solo quieren una conversación más contigo, solo para decirte aquello que se les olvidó decirte. Los hay que darían su vida por un abrazo tuyo, o por volver a soñar contigo.


¿Y yo? ¿Qué pido yo?

Pediría tanto... Pediría levantarme una mañana y verte en la cocina, preparando nuestro desayuno. Verte, pediría verte. Saber que estás. Creer que estás. No perder la sensación de no haberte perdido, de saber que seguías conmigo. Ser de los que creen que me vigilas y proteges, porque últimamente no te siento cerca. Así que lo único que pediría sería sentirte cerca.


En realidad te escribo esto porque hoy me he sentido extraña, diferente, insensible. Me he sentido así cuando me he dado cuenta de que Vall d'Hebron hacía días que ya era una parada más. Que ya no me recordaba a ti. No me obligaba a recordarte, simplemente pasaba sin más. Las puertas se abrían, la mayor parte de las personas del vagón bajaban, se oían varios pitidos anunciando el cierre de puertas, éstas se cerraban. Y tú ya no estabas en el andén, bajo el panfleto verde de Vall d'Hebron.


Tu figura se había difuminado, y la importancia de aquella estación también. Ya no te veía sufriendo entre paredes blancas, o diciéndome que ahora serías mi verdadera familia, cuando realmente nos estábamos despidiendo. Sin saberlo. O quizá tú ya lo sabías, y no querías preocuparme. Recuerdo que al salir de allí mamá ya no tenía esperanzas, y yo las buscaba por todos los lados. Era optimista, quería creer que vivirías. Ahora ya no lo soy tanto, no en cuestiones de hospitales, enfermedades, tiempo, y vida.


Supongo que es lo que tiene perderte y no verte. Ahora solo busco la manera de sentir que así las cosas también pueden ir bien. Que todo va a ir bien, aunque ya no estés tú para decírmelo. Voy a echarte mucho de menos, más incluso. Pero podré con ello. Siempre puedo.


Te quiero.





 
 
 

Comments


Entradas destacadas
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square

© 2017 by Maria. Proudly created with Wix.com

  • Facebook Basic Black
  • Twitter Basic Black
  • Black Instagram Icon
bottom of page