Mi hogar y mi calma

Echo de menos todo de ti. Tu manera de rozar tus piernas contra las mías, a media noche. Tus abrazos interminables cuando no quieres que nada acabe. Tus ojos verdes de buena mañana, diciendo tanto de ti, de nosotros. Tu ronroneo al saber que todavía puedes quedarte cinco minutos más en la cama. Mi "enfado" al intentar sacarte de ella. Tus cosquillas para verme reír, para vernos reír. Tu beso de buenos días. El mío de propina.

Tu pelo despeinado. Tus manos intentando peinarlo, sin mucha suerte. Tus manos buscando el móvil. Yo mirándote impaciente, porque hoy esa tecnología soy yo. Porque hoy no hay distancia, hoy no necesitamos saber nada del exterior, porque sabes que me pasaría horas sabiendo más de ti, aprovechando que estás ahí, en mi cama, y no a ciento setenta kilómetros de mí.

Echo de menos hacerte un simple café. No echarle azúcar, por si le echo más de la cuenta. Que te sorprendas de mi rapidez al comer, que no deje de sorprenderme tu falta de azúcar en el café, o tus ojos medio dormidos llamándome bonita incluso todavía despeinada.

Arreglarme y verte reflejado en el espejo, acercándote a mí. Que poses tus manos en mi cintura, y acerques tus labios a mi pelo, para volver a besarme, pidiéndome que me gire para darme un beso de verdad. Mi risa sale sola. La tuya segundos después. Que me pidas que no me maquille, que me quieres al natural, sin nada más, Sentir que me quieres, sin tener que gastar más saliva, sin necesidad de tener que sorprenderte con un vestido caro, una cena en un lugar especial, o cualquier lujo que tú y yo nunca hemos necesitado para volver a ser nosotros.

Echo de menos hablarte y sentir que me escuchas. Que tu mano siga entrelazada a la mía, diga lo que diga y sienta lo que sienta. Saber que nunca vas a juzgarme, que tu hombro va a estar ahí en caso de apoyo. Que vas a ser mi hogar y mi calma. Ocurra lo que ocurra. Aquí, en un tren, en una estación, o en aquella playa dónde aquella moneda marcó un antes y un después.

Te echo de menos. Aquí, a ciento setenta kilómetros de ti.

Y siempre va a ser así.